Recuerdo que en mi viaje a Tumbes mi familia y yo fuimos en un bote pescador que nuestro guía nos subió para ir rumbo a los famosos manglares, llegando ahí nos encontramos con un recolector de conchas negras y ahí conocimos de parte de él como se desempeña este trabajoso pero noble oficio.
Los extractores saltan al
fango con la marea baja y palpan durante horas la tierra húmeda hasta encontrar
los indicios de guaridas subterráneas que contienen a sus presas, esta tarea les
exige mancharse desde los pies hasta el cuello por lo que llevan ropas
sencillas y trabajan por horas, esto con el fin de que otros puedan probar esta
exquisitez.
En los tiempos de veda son
los guardaparques voluntarios y vigilantes,
para que nadie ingrese a extraer conchas y cangrejos de manera ilegal. Nos dice
que su misión es conservar las especies para que las futuras generaciones las disfruten.
Que gran labor la de preservar una especie
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