Cada 29 de junio, la pesca, una de las principales
actividades económicas de la Villa Puerto Pizarro, en Tumbes, se paraliza. Y es
que, para los pescadores de esta localidad, este día no es para pescar, solo
para rendir homenaje a los santos patronos de mar, San Pedro y San Pablo.
La festividad religiosa de San Pedro y San Pablo se celebra
con gran fervor por la población, la fiesta incluye una variedad de actividades
religiosas y expresiones culturales de la región.
El día central es el 29 de junio que es cuando se realiza la
procesión de San Pedro, patrono del distrito. Las actividades culminan con la
subida de los santos a sus respectivos altares en la parroquia del distrito.
FESTIVIDAD. Desde muy tempranas
horas, los hombres de pesca, alistan sus embarcaciones para participar de la tradicional
procesión dentro del mar, acompañados de las imágenes de San Pedro y San Pablo.
La Villa Puerto Pizarro se
convierte en un espectáculo de botes que se reúnen para aventurarse mar adentro
por un lapso de 60 minutos aproximadamente.
La alta marea, no es un
impedimento para que se lleve a cabo esta tradicional fiesta católica, es así
que desde las 10 de la mañana del día de ayer, alrededor de 50 embarcaciones se
apostaron en las aguas, para comenzar el recorrido de la procesión que se
realiza dentro del mar.
Los botes son adornados, por los
mismos pescadores, con globos de diferentes colores.
En una de estas embarcaciones,
que además se caracterizan por tener adornos florales, reposa la imagen del
santo San Pedro y en otra acompañará el recorrido la estatua religiosa de San
Pablo.
Ambos santos recorren junto a los
devotos las aguas de la Villa, donde los cánticos y las oraciones son
fundamentales durante este recorrido.
Mientras transcurren los minutos,
son más las personas que han optado por adquirir los servicios de paseo en
bote, con tal de alcanzar a la caravana que recorre las aguas y acompañar a las
otras embarcaciones que también se van sumando a la travesía.
Los juegos artificiales también
son protagonistas de esta tradición y cada cierto tiempo sueltan un pitido en
el aire en señal de festividad.
Siendo cerca de las 11 de la
mañana, la procesión se dispone a regresar a tierra y en la ribera, miles de
personas, entre propios de la zona y turistas, esperan con ansias la llegada de
los patronos del mar.
San Pedro y San Pablo, han
llegado a tierra y son bien recibidos por los fieles, quienes esperan que estos
sean bajados de los botes.
Inmediatamente, los devotos
pugnan por rozar su mano con cualquiera las esculturas católicas antes de que
estas sean trasladadas para continuar con la procesión que ahora se hará por
tierra.
Por su parte los pescadores
encargados de cargar las imágenes, alistan fuerzas para recorrer las
principales calles de esta tradicional localidad.
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